29 de enero de 2015

RECICLAJE EN EL AULA DE EDUCACIÓN INFANTIL

Como buenos maestr@s que  somos (bueno casi) tenemos la oportunidad de sembrar en nuestros pequeños alumnos la preocupación y el interés por cuidar nuestro mundo. Al igual que les enseñamos otros tipos de hábitos, como los  de higiene personal por ejemplo, debemos enseñarles hábitos de conservación del entorno.

Lo primero que tenemos que hacer es saber diferenciar los conceptos reducir, reciclar y reutilizar.
Con reducir nos referimos a hacer menor gasto de recursos, no malgastarlos ni por supuesto desperdiciarlos. En ocasiones cuando algo se rompe o estropea preferimos cambiarlo por algo nuevo antes que arreglarlo. Debemos aprender a conservar nuestros bienes y recursos, a no llevarnos aquello que no vayamos a consumir para que  no se desperdicie y a no malgastar recursos y energía. Debemos concienciar a nuestros niños para que cuiden  sus cosas, que sean responsables y las conserven. Podemos enseñarles que con pequeños gestos como no usar más agua de la que necesitamos en los grifos y apagar la luz cuando esta no haga falta cuidamos el medio ambiente, además de ahorrarnos un dinero.

El reciclaje conlleva un proceso un proceso, o tratamiento al material de desecho que queramos reciclar, para que este puede volver a ser utilizado en la creación de nuevos artículos. En nuestras manos está enseñar a los niños a separar los diferentes desechos para que el proceso de reciclaje sea posible por parte de las empresas de gestión de residuos. Con diferentes iniciativas como colocar distintos cubos para cada tipo de residuo o mostrar qué residuo va en cada uno de los contenedores. Es importante hacer esta tarea de forma motivadora y atractiva para los pequeños usando recursos como estos.

Por último debemos hablar de reutilización, es en este caso en el que los maestr@s somos unos expertos. No es extraño ver en las aulas de Educación Infantil numerosos materiales que han sido realizados aprovechando elementos procedentes de objetos  que ya han sido usados. De esta forma aprendemos que algunas cosas pueden volver ser útiles, aunque sea con otros fines al original, haciendo algunos arreglos o modificaciones.

Tenemos mucha influencia sobre nuestros alumnos, cosa de la que a veces creo que somos poco conscientes, nuestros propios actos son el modelo a seguir por los niños. Por ello debemos ser siempre coherentes para que nuestras acciones se correspondan con nuestras enseñanzas.

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