Como buenos maestros, que casi somos ya, debemos saber manejar adecuadamente las leyes de
educación, estas son las que nos indican el camino que tenemos que seguir en nuestras
clases.
Haciendo una profunda revisión de
las leyes vigentes en Educación Infantil (mención aparte se merece el hecho de
que con cada cambio de Gobierno tengamos un cambio de ley educativa) he podido
comprobar que en esta etapa se hace especial hincapié en la importancia que
tienen las actividades prácticas. Tanto en
el Real Decreto 1630/2006 de 29 de diciembre, por el que se establecen las
enseñanzas mínimas del segundo ciclo de Educación Infantil como la Orden de 5 de agosto de 2008, por la que se
desarrolla el Currículo correspondiente a la Educación Infantil en Andalucía se
recalca la conveniencia de experimentar y manipular el entorno físico y natural
de los niños, esto les ayudará a construir su propio aprendizaje y a conocer y
comprender mejor la realidad que les rodea.
Según el marco legal al que
estamos haciendo referencia, somos los propios educadores los que debemos
ofrecer a los alumnos diferentes experiencias para que puedan
interactuar con el medio del que forman parte. A través de la observación e
investigación de los fenómenos que rodean a los niños estos intentarán darles
una explicación y por tanto dotarlos de sentido, para ello es necesario que los
pequeños enuncien sus ideas y teorías, incluso
que compartan sus propias interpretaciones sobre los sucesos. Pero es con la
manipulación y experimentación directa con la que nuestros alumnos aprenderán
las relaciones de causa-efecto aprendiendo por tanto las causas que provocan dichos fenómenos.
Sin duda la clave de todo está en vivenciar las situaciones.
Sin embargo, a pesar de la
relevancia que se le otorga a las experiencias prácticas en las leyes
educativas, no estoy segura de que estas se lleven a cabo en la realidad de las
aulas. Mi relación con el sistema educativo
ha sido bastante extensa, en primer lugar como alumna y posteriormente como
maestra en prácticas a lo largo de varios periodos de tiempo, en ninguno de los casos
se han aplicado experiencias prácticas en el estudio de las ciencias. Tanto en
la etapa de estudiante como en las prácticas en centros educativos que he vivido los maestros
se limitaban a recitar información de una forma totalmente descontextualizada
de la realidad, lo que se traduce en que no se llegan a comprender realmente los
contenidos.
Afortunadamente cada vez se están
aplicando más proyectos en las aulas cuyo hilo conductor se basa en las experiencias
prácticas, son numerosos los expertos que avalan la importancia de la
manipulación y experimentación para que los niños elaboren su propio aprendizaje. Claro
ejemplo de esto es el proyecto ¨Taller de ciencias: investigo¨ del CEIP Clara
Campoamor de Bormujos (Sevilla). En este centro mediante el uso de un huerto
escolar los niños de Educación Infantil y Primaria realizaron varias
investigaciones y actividades para conocer las plantas, para llevar a cabo toda la
intervención educativa partieron de los propios intereses de los alumnos
lo que hizo que fuera el propio interés de los niños lo que provoca su motivación
y con ello sus ganas por aprender. No es necesario disponer de un huerto escolar para realizar experiencias prácticas en el aula, se pueden realizar muchas experiencias sencillas y con materiales muy asequibles tal y como iremos viendo próximamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario